Otto Rank (1884-1939)
- Causa Psi
- 18 oct 2016
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Psicoanalista y psicoterapeuta Austriaco. Nacido en Viena en 1884 y formado en la universidad de esta ciudad, fue uno de los primeros discípulos de Sigmund Freud, además de su secretario desde 1905. Su primer trabajo, El mito del nacimiento del héroe (1909), en el que aplicó las técnicas analíticas de Freud a la interpretación de los mitos, llegó a ser un clásico de la literatura psicoanalítica. “… Otto Rank, analiza los nacimientos de los héroes de varios mitos, de reyes de varios lugares como el nacimiento de Edipo en Grecia, Rómulo y Remo en Roma, y también de héroes Celtas, Hindúes, Persas, analizó el nacimiento de Buda y Jesús. Y encuentra un mismo patrón:
Rey (Dios) - Reina (Diosa)
Tienen un hijo
(Generalmente es un hijo que les había costado concebir, y este es visto como amenaza para el padre por el oráculo o algún sueño)
Es abandonado (usualmente en una caja o cesta, que simbolizaría el vientre materno).
Es encontrado por gente humilde y tratado como un hijo propio.
El niño crece y descubre la verdad.
Toma venganza con su padre, y luego es venerado por eso.
El análisis del mito según Rank: De niños veneramos a nuestros padres como perfectos, al crecer, cuando quieren tomar decisiones en nuestras vidas, nos desencantamos de ellos y nos damos cuenta que no son lo que creíamos. Rank interpreta al mito como el deseo de retornar a aquel estadio de perfección de nuestros padres y recuperar esa relación infantil con ellos. La cesta o la caja simboliza al vientre materno (trauma de nacimiento), la gente humilde, son nuestros padres, y los reyes o dioses son nuestra idealización de ellos, La venganza contra ellos es nuestra rabia, por el desencanto.
Todos nacemos con una voluntad de ser nosotros mismos; ser libres de cualquier dominación. En la infancia temprana, practicamos nuestra voluntad para lograr prácticas dirigidas a la independencia de nuestros padres. Mas tarde, nos enfrentamos al dominio de las autoridades, incluyendo a aquellas establecidas por nuestros impulsos sexuales. La forma en que batallemos por la independencia determinará el tipo de persona que seremos.
Otra idea interesante de Rank es la relativa a la competición entre la vida y la muerte. Defiende que tenemos un “instinto de vida” que nos empuja a lograr la individualidad, la competencia y la independencia, así como hay un “instinto de muerte” que nos empuja a ser parte de una comunidad, de una familia o de la humanidad. Estos instintos se acompañan de un miedo particular a cada uno de ellos. El “miedo a la vida” es el miedo a la separación, a la soledad y al aislamiento; el “miedo a la muerte” es el miedo a perderse dentro del todo, al estancamiento o a no ser nadie. Nuestras vidas están repletas de separaciones, empezando por la del nacimiento. De hecho, el trabajo más temprano de Rank se refiere al trauma del nacimiento, que estipula que la ansiedad experimentada en el nacimiento será el modelo de todas las experiencias de ansiedad futuras. Después de nacer, nos lanzamos a una serie de eventos: el control de esfínteres, la disciplina, la escuela, el trabajo, los desamores, etc.
Evitar estas separaciones es literalmente, evitar la vida y escoger la muerte, donde nunca sabremos lo que queremos, nunca dejaremos a nuestra familia o nuestro pueblo; nunca cortaremos el cordón umbilical. Entonces, es necesario que nos enfrentemos a nuestros miedos, reconociendo que para podernos desarrollar por completo, debemos enfrentarnos a la vida y la muerte; debemos volvernos seres individuales, así como cuidar de nuestras relaciones con los demás.
Para Rank la lucha esencial del hombre no era alcanzar la salud o la normalidad, sino expresarse creativamente, a fin de descubrir y expresar su propia singularidad y peculiaridad. El crecimiento personal se convierte así en el proceso de asumir la responsabilidad de la propia vida y expresar la voluntad creativa en las situaciones de la vida. Para lograrlo, un individuo debe enfrentar sus propias culpas y miedos, que han resultado en un patrón de comportamiento negativo, romper con ese modelo y tener el valor de arriesgarse a crear. En ese momento el individuo regresa al trauma inicial del nacimiento, ya que cada acto creativo es un proceso de renacimiento. Él debe revivir la experiencia de separación en cada acto creativo. Pero ahora, en vez de desear seguridad y unión, se da cuenta de que debe creer en sí mismo como un individuo autosuficiente, distinto y diferenciado de los demás, incluso al costo de ser posiblemente rechazado por otros. Una de las aseveraciones más destacadas de Otto Rank era su creencia absoluta en la singularidad de cada ser humano. Su declaración más citada dice precisamente...
"¿Alguna vez aprenderá la gente que no existe otra igualdad posible que el derecho de toda persona a convertirse y ser sí misma, que en realidad significa aceptar su propia diferencia y ser aceptada por los demás?".

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